lunes, 26 de noviembre de 2012

③ Un director o directora y una película. Una ideología, una estética determinada.


Luis García Berlanga, se lo considera uno de los renovadores del cine español de posguerra. Entre sus películas destacan títulos célebres de la historia del cine español, como El verdugo o Bienvenido, Mister Marshall., y de la asociación con Rafael Azcona surgieron películas célebres como La escopeta nacional.

Su cine se caracteriza por su mordaz ironía y sus ácidas sátiras sobre diferentes situaciones sociales y políticas. En la etapa de la dictadura franquista despuntó su habilidad para burlar la censura de la época con situaciones y diálogos no excesivamente explícitos pero de inteligente contralectura.

Obtuvo premios y galardones internacionales en los más importantes festivales, como Cannes, Venecia, Montreal y Berlín). En el Festival de Karlovy Vary fue elegido como uno de los diez cineastas más relevantes del mundo.

Hemos seleccionado a este director y su película Bienvenido, Mister Marshall, porque consideramos que hay una gran afinidad con el artista y la obra de Valeriano López. Ambos denuncian de manera irónica, mordaz y burlesca, y con una clara intención crítica, las situaciones sociales y políticas de momentos de actualidad del mundo que nos rodea, haciendo incapié en esos estereotipos que traspasan fronteras, con una inteligente contralectura que nos hace reflexionar sobre situaciones que son reales.


Bienvenido, Mister Marshall

Bienvenido, Mister Marshall es una película imprescindible en el cine español, considerada como obra maestra.

Avalada por los premios cosechados en el Festival Internacional de Cine de Cannes, la obra de Berlanga es una comedia costumbrista sobre la España de los años 1950, que, en tono de sátira y crítica soterrada, habla de la situación política y económica de España en la época del rodaje, hecho inédito en la filmografía española hasta ese momento. Se ha comentado que pasó la censura franquista por las dosis irónicas de xenofobia que contiene. Aunque otros consideran como Kepa Sojo, autor del libro ¡Americanos, os recibimos con alegría! Una aproximación a Bienvenido Mister Marshall, que fue para demostrar que el régimen franquista no era malo. 


Un pueblo típico: la fuente, el autobús, los animales…
El film mostraba la vida cotidiana de los lugareños, su vida dura y sus esperanzas, al estilo de Thornton Wilder en Sinfonía de la ciudad, permitiéndose audacias como la congelación de la imagen, para reclamar tal o cual plano de detalle de alguien en particular. Los personajes representan los tipos característicos. Por un lado el poder, representado por el alcalde, el cura y las fuerzas vivas (boticario, hidalgo, comerciantes, maestra), y por otro el pueblo (casi todos agricultores y ganaderos). En el reparto destacaban Pepe Isbert, el alcalde, y Manolo Morán, el representante, pero se trataba en realidad de una interpretación intensamente coral, donde estaban representados con aciertos diversos tipos humanos: el cura, el boticario, el secretario del ayuntamiento, la maestra, el empollón de la clase, la folklórica, el pregonero, el humilde campesino, el orgulloso hidalgo...


Los personajes típicos del pueblo: el cura, el cacique, la maestra…
Desde el punto de vista social se ha captado la idiosincrasia; el hecho de que el alcalde esté algo sordo no es casual, el miedo al Delegado tampoco, que el cura sea algo cotilla, que la maestra esté soltera y necesite la ayuda del listillo de la clase... El papel subordinado de la mujer se refleja en su poca presencia, y la escasa intervención que por ejemplo tiene la tonadillera. El pueblo ha perdido el tren, y está abocado a su desaparición. 

                                                      Trailer de la película 








¡Bienvenido, Mr. Marshall!, a cuyo realizador le habían pedido hiciera un filme folclórico para catapultar a la fama a la cantante Lolita Sevilla (Carmen Vargas, en la película), se transformó en una parodia de la vida rural española, al tiempo que criticaba de forma caricaturesca, la ausencia de la ayuda económica a España por parte de los Estados Unidos que, bajo la denominación de Plan Marshall, sirvió de revulsivo a muchos países de la Europa de la Posguerra para recuperarse de la crisis a las que les había llevado la II Guerra Mundial.


El Plan Marshall se popularizó con tal nombre en virtud de su (...) responsable, el general norteamericano George Catlett Marshall, secretario de Estado, y luego, de Defensa con el presidente Harry Truman. Se trataba de un plan de ayuda en cuatro años de Estados Unidos a la Europa depauperada tras la guerra. Los americanos tenían un espectacular superávit en su balanza de pagos, y temían que una Europa pobre nunca llegara a ser buena cliente suya, y además, que si Europa no levantaba económicamente la cabeza, pudiera ser víctima propiciatoria de la influencia comunista. En aquél momento, la ayuda a España no era conveniente, por cuanto había mantenido durante la II conflagración mundial una estrecha relación con el régimen nazi. Y aún acabada ésta, seguía sometida a los dictámenes de un dictador.


Paracaídas y tractor, una combinación algo inusual.

Villar del Río y de sus habitantes son los sueños de un país en la miseria, que cree que gracias a esa nueva coyuntura política, también sus campos baldíos iban a florecer después de una lluvia de dólares. El acierto del film, consiste en reducir esa síntesis general a un conjunto de imágenes contundentes: el atraso del pueblo, la perplejidad de las autoridades, las triquiñuelas con que seducen a los nuevos invasores, etc. En este último aspecto, (...) para agradar a los americanos, el alcalde y los habitantes del pueblo construyen sobre sus casas y paisajes -más bien manchegos-, un pueblo de cartón-piedra andaluz, al tiempo que todos los vecinos se disfrazan de andaluces. ¿Cómo no interpretar, y aún hoy, todo eso como una alusión directa tanto al cambio de fachada del régimen -poco antes pro-nazi y entonces pro-americano- como a la asunción por parte de ese régimen del andalucismo como cultura escaparate de cara a la exportación?"


La película es una mordaz carga contra Estados Unidos, rematada con la escena censurada de la bandera estadounidense hundiéndose en la acequia, que escandalizó a
Edward G. Robinson durante su proyección en Cannes.

Berlanga retrata también el inicial aperturismo del régimen franquista hacia los países extranjeros, principalmente EE.UU.

El nacimiento de un mundo bipolar dominado por la URSS y por Estados Unidos hacía necesario establecer relaciones de alianza con países contrarios a los incipientes regímenes comunistas.

En 1950, la Asamblea de las Naciones Unidas aprueba una resolución por la cual, además de anular la recomendación de retirada de embajadores, se ofrece al gobierno español su ingreso en los organismos especializados de la Organización de las Naciones Unidas (O.N.U.). En 1953, España ingresa en la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (U.N.E.S.C.O.), agencia especializada de la O.N.U., encargada de la difusión de la cultura por todo el mundo, y de la defensa de los derechos humanos.

Ese mismo año, España y Estados Unidos rubrican el Tratado Hispano- Estadounidense que autoriza la construcción de las bases militares de Torrejón de Ardoz (Madrid), Sanjurjo-Valenzuela (Zaragoza), Morón (Sevilla), y Rota (Cádiz), así como el trazado del oleoducto de Cádiz a Zaragoza, o la instalación de una extensa red de estaciones de radar, entre otras cosas, por lo que España se incorpora al radio de influencia militar estadounidense. A partir de entonces, las bases militares permitirán a los Estados Unidos ejercer un sólido control estratégico en la cuenca mediterránea.

En 1955, España ingresa en la O.N.U. En 1958, la autarquía llega a su fin, y España ingresa en el Fondo Monetario Internacional (F.M.I.).


¡Bienvenido, Mr. Marshall!, denuncia, pues, la exclusión de España de la órbita de países beneficiarios del Plan Marshall. Y si bien es cierto que el país experimentó un tímido desarrollo posteriormente, su situación económica se alejaba mucho de la de aquellos países, y que, merced a la ayuda recibida, prosperaron exponencialmente durante años. El rodaje se realizó a modo de denuncia, y no desacertadamente, dado que el acercamiento de España a las emergentes potencias occidentales se produjo a destiempo, y la apertura de España respondía al miedo al aislamiento en que durante años se había confinado. Ahora bien, el precio que hubo que pagar fue excesivo, hasta el punto en que su recuperación ha sido tan lenta como irregular. Y más, si la comparamos con la de otros países europeos. ¡Bienvenido, Mr. Marshall!, constituye la expresión de un deseo colectivo, y una obra maestra de denuncia, que supo burlar la censura franquista, y sobrepasar las fronteras.




La exhibición de la película en Cannes estuvo rodeada de polémica. A este respecto, el actor Edward G. Robinson (miembro del Jurado de la Sección Oficial), disgustado porque una banderita de los Estados Unidos desaparecía por un sumidero durante una de las últimas secuencias del filme, impidió que ¡Bienvenido, Mr. Marshall!, obtuviera la Palma de Oro.

Por si fuera poco, la delegación americana protestó en contra de unos falsos billetes de dólar, en los que aparecían las caras de José Isbert, Lolita Sevilla y Manolo Morán, y que se repartieron para promocionar la película. Por tal motivo, Berlanga fue llamado a declarar a la Préfécture. Además, el estreno de la película, coincidió con la llegada a Madrid del embajador estadounidense, quien, a su paso por la avenida de la Gran Vía, creyó que los carteles que anunciaban la película hacían alusión a él. Casualmente, él se llamaba Marshall.


A todo lo que se ha dicho hasta ahora, hay que añadir, que ni los dictámenes del Jurado en Cannes, ni las protestas de la comitiva estadounidense, ni la indignación del embajador Marshall, oscurecieron el éxito internacional del filme.

El discurso es un buen resumen del argumento de la película, de los tópicos que se crean, en este caso de España, concretamente Andalucía, y de América. 

                                       Discurso "¡Bienvenido Mr. Marshall!"

 



En el discurso, minuto 1:45, hace un comentario estereotipado sobre los americanos tildándolos de nobles pero infantiles. Un estilo a los del programa de Grand Wyoming en el que arremete contra otros países basándose en los clichés que tenemos de ellos, y les regala un insulto.
 




 

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