Luis García Berlanga, se lo considera uno de los
renovadores del cine español de posguerra. Entre sus películas destacan títulos
célebres de la historia del cine español, como El verdugo o Bienvenido,
Mister Marshall., y de la asociación con Rafael Azcona surgieron películas
célebres como La escopeta nacional.
Su cine se
caracteriza por su mordaz ironía y sus ácidas sátiras sobre diferentes
situaciones sociales y políticas. En la etapa de la dictadura franquista
despuntó su habilidad para burlar la censura de la época con situaciones y
diálogos no excesivamente explícitos pero de inteligente contralectura.
Obtuvo
premios y galardones internacionales en los más importantes festivales, como Cannes,
Venecia, Montreal y Berlín). En el Festival de Karlovy Vary fue elegido como
uno de los diez cineastas más relevantes del mundo.
Hemos seleccionado a este director y su
película Bienvenido, Mister Marshall, porque
consideramos que hay una gran afinidad con el artista y la obra de Valeriano
López. Ambos denuncian de manera irónica, mordaz y burlesca, y con una clara
intención crítica, las situaciones sociales y políticas de momentos de
actualidad del mundo que nos rodea, haciendo incapié en esos estereotipos que
traspasan fronteras, con una inteligente contralectura que nos hace reflexionar
sobre situaciones que son reales.
Bienvenido, Mister Marshall
Bienvenido,
Mister Marshall
es una película imprescindible en el cine español, considerada como obra
maestra.
Avalada
por los premios cosechados en el Festival
Internacional de Cine de Cannes, la obra de Berlanga es una comedia
costumbrista sobre la España de los años 1950, que, en tono de sátira y crítica
soterrada, habla de la situación política y económica de España en la época del
rodaje, hecho inédito en la filmografía española hasta ese momento. Se ha
comentado que pasó la censura franquista por las dosis irónicas de xenofobia
que contiene. Aunque otros consideran como Kepa
Sojo,
autor del libro ¡Americanos, os recibimos con alegría! Una aproximación a
Bienvenido Mister Marshall, que fue para demostrar que el régimen
franquista no era malo.
Un pueblo típico: la fuente,
el autobús, los animales…
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Los personajes típicos del
pueblo: el cura, el cacique, la maestra…
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Trailer
de la película
¡Bienvenido, Mr.
Marshall!,
a cuyo realizador le habían pedido hiciera un filme folclórico para catapultar
a la fama a la cantante Lolita Sevilla (Carmen Vargas, en la película), se
transformó en una parodia de la vida rural española, al tiempo que criticaba de
forma caricaturesca, la ausencia de la ayuda económica a España por parte de
los Estados Unidos que, bajo la denominación de Plan Marshall, sirvió de revulsivo
a muchos países de la Europa de la Posguerra para recuperarse de la crisis a
las que les había llevado la II Guerra Mundial.
El
Plan Marshall se popularizó con tal nombre en virtud de su (...) responsable,
el general norteamericano George Catlett Marshall, secretario de Estado, y
luego, de Defensa con el presidente Harry Truman. Se trataba de un plan de
ayuda en cuatro años de Estados Unidos a la Europa depauperada tras la guerra.
Los americanos tenían un espectacular superávit en su balanza de pagos, y
temían que una Europa pobre nunca llegara a ser buena cliente suya, y además,
que si Europa no levantaba económicamente la cabeza, pudiera ser víctima propiciatoria
de la influencia comunista. En aquél momento, la ayuda a España no era conveniente,
por cuanto había mantenido durante la II conflagración mundial una estrecha
relación con el régimen nazi. Y aún acabada ésta, seguía sometida a los
dictámenes de un dictador.
Villar
del Río y de sus habitantes son los sueños de un país en la miseria,
que cree que gracias a esa nueva coyuntura política, también sus campos
baldíos iban a florecer después de una lluvia de dólares. El acierto
del film, consiste en reducir esa síntesis general a un conjunto de imágenes
contundentes: el atraso del pueblo, la perplejidad de las autoridades,
las triquiñuelas con que seducen a los nuevos invasores, etc. En
este último aspecto, (...) para agradar a los americanos, el alcalde y
los habitantes del pueblo construyen sobre sus casas y paisajes -más
bien manchegos-, un pueblo de cartón-piedra andaluz, al tiempo
que todos los vecinos se disfrazan de andaluces. ¿Cómo no interpretar, y
aún hoy, todo eso como una alusión directa tanto al cambio de
fachada del régimen -poco antes pro-nazi y entonces pro-americano- como
a la asunción por parte de ese régimen del andalucismo como
cultura escaparate de cara a la exportación?"
La
película es una mordaz carga contra Estados Unidos, rematada con la escena
censurada de la bandera estadounidense hundiéndose en la acequia, que
escandalizó a
Edward G. Robinson durante su proyección en Cannes.
Edward G. Robinson durante su proyección en Cannes.
Berlanga
retrata también el inicial aperturismo del régimen franquista hacia los países
extranjeros, principalmente EE.UU.
El nacimiento de un
mundo bipolar dominado por la URSS y por Estados Unidos hacía necesario establecer
relaciones de alianza con países contrarios a los incipientes regímenes comunistas.
En 1950, la Asamblea
de las Naciones Unidas aprueba una resolución por la cual, además de anular la recomendación
de retirada de embajadores, se ofrece al gobierno español su ingreso en los organismos
especializados de la Organización de las Naciones Unidas (O.N.U.). En 1953,
España ingresa en la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia
y la Cultura (U.N.E.S.C.O.), agencia especializada de la O.N.U., encargada de
la difusión de la cultura por todo el mundo, y de la defensa de los derechos
humanos.
Ese mismo año, España
y Estados Unidos rubrican el Tratado Hispano- Estadounidense que autoriza la
construcción de las bases militares de Torrejón de Ardoz (Madrid),
Sanjurjo-Valenzuela (Zaragoza), Morón (Sevilla), y Rota (Cádiz), así como el trazado
del oleoducto de Cádiz a Zaragoza, o la instalación de una extensa red de
estaciones de radar, entre otras cosas, por lo que España se incorpora al radio
de influencia militar estadounidense. A partir de entonces, las bases militares
permitirán a los Estados Unidos ejercer un sólido control estratégico en la cuenca
mediterránea.
En 1955, España
ingresa en la O.N.U. En 1958, la autarquía llega a su fin, y España ingresa en
el Fondo Monetario Internacional (F.M.I.).
¡Bienvenido, Mr.
Marshall!,
denuncia, pues, la exclusión de España de la órbita de países beneficiarios del
Plan Marshall. Y si bien es cierto que el país experimentó un tímido desarrollo
posteriormente, su situación económica se alejaba mucho de la de aquellos países,
y que, merced a la ayuda recibida, prosperaron exponencialmente durante años. El
rodaje se realizó a modo de denuncia, y no desacertadamente, dado que el
acercamiento de España a las emergentes potencias occidentales se produjo a
destiempo, y la apertura de España respondía al miedo al aislamiento en que
durante años se había confinado. Ahora bien, el precio que hubo que pagar fue
excesivo, hasta el punto en que su recuperación ha sido tan lenta como
irregular. Y más, si la comparamos con la de otros países europeos. ¡Bienvenido,
Mr. Marshall!, constituye la expresión de un deseo colectivo, y una obra
maestra de denuncia, que supo burlar la censura franquista, y sobrepasar las fronteras.
La exhibición de la
película en Cannes estuvo rodeada de polémica. A este respecto, el actor Edward
G. Robinson (miembro del Jurado de la Sección Oficial), disgustado porque una
banderita de los Estados Unidos desaparecía por un sumidero durante una de las
últimas secuencias del filme, impidió que ¡Bienvenido, Mr. Marshall!, obtuviera
la Palma de Oro.
Por si fuera poco, la
delegación americana protestó en contra de unos falsos billetes de dólar, en
los que aparecían las caras de José Isbert, Lolita Sevilla y Manolo Morán, y
que se repartieron para promocionar la película. Por tal motivo, Berlanga fue
llamado a declarar a la Préfécture. Además, el estreno de la película,
coincidió con la llegada a Madrid del embajador estadounidense, quien, a su
paso por la avenida de la Gran Vía, creyó que los carteles que anunciaban la
película hacían alusión a él. Casualmente, él se llamaba Marshall.
A todo lo que se ha
dicho hasta ahora, hay que añadir, que ni los dictámenes del Jurado en Cannes,
ni las protestas de la comitiva estadounidense, ni la indignación del embajador
Marshall, oscurecieron el éxito internacional del filme.
El
discurso es un buen resumen del argumento de la película, de los tópicos que se
crean, en este caso de España, concretamente Andalucía, y de América.
Discurso "¡Bienvenido Mr.
Marshall!"
En el discurso, minuto 1:45, hace un comentario
estereotipado sobre los americanos tildándolos de nobles pero infantiles. Un estilo a los del programa de Grand
Wyoming en el que arremete contra otros países basándose en los clichés que
tenemos de ellos, y les regala un insulto.
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